No viste Waitress?
Mi cafetería era un sitio muy particular. Hacía mucho calor siempre, por eso siempre pedía a las chicas que tuvieran el aire acondicionado a tope. Quizás vosotros pasaríais frío, pero ma daba igual. Era Joe’s, yo fui Joe y no toleraba que estuviera tan malditamente caliente.
Todos los días Jenna, una de las camareras creaba una tarta nueva, y estaban deliciosas, no podía no probar un trozo cada día para ver cómo se superaba en creatividad. Pero la muchacha se estaba apagando, yo creo que por su marido, nunca le pregunté directamente. Pero yo lo sabía.
Becky, otra de las camareras, esa era inaguantable eso es un hecho. Pero tenía una energía que si se ponía a cantar podría haber atravesado el Pacífico y que la escucharan en Japón. Dawn la jovencita de gafas era entrañable, aunque un poco patosa, teníamos un micrófono para pasar las comandas a cocina y lo rompió dos veces… Cal el encargado, un genio, podría haber sido profesor de universidad. Él decía que era de Texas, pero tenía un acento de andaluz muy raro.
Aparte de por la gente que trabajaba ahí, digo que es particular porque también había unos jóvenes que rondaban por ahí con instrumentos y nos amenizaban los ratos. La del piano, que sí, que tocaba muy bien y lo que quieras, pero cuando le apetecía apagaba mi cartel luminoso. Qué indecente!
Sé que no me estáis escuchando porque os veo como os fijáis en la estantería de las tartas y yo como buen señor mayor me enrollo mucho.
En fín, que os dejo el vídeo de cuando mi cafetería se convirtió en el epicentro de un musical, del viaje de una mujer maltratada y cómo nos afectó a todos esa situación y como intentamos ayudarla, cada uno a nuestra manera. Disfrutadla: reíd, llorad, emocionaos y seguid apoyando el teatro universitario que es mágico lo que podemos hacer con un kilo de ganas, una pizca de cervezas y una tonelada de buena gente con talento.
Harina, azúcar glass!